Historia
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Fue una población prehispánica, de tribus de tecos emparentados por la lingüística con los de sufijo teca (azteca, tolteca, zapoteca, sayulteca también conocido como idioma sayulteco, mixteca y otros), pero no fueron los únicos: también llegaron a Purépero nómadas de origen náhuatl, emparentados con los mexicas o aztecas, parlantes del náhuatl teca.
Todos los anteriores perdieron su lengua y fueron absorbidos (chichi-perro noble, de buena raza y mecatl, hilera cordón, cuerda.= jauría de perros de buena raza, lo que cuadra con lo vagabundo y emprendedor de los chichimecas). Chichimecas, los que llegaron a principios del siglo IX A.C. Lográndose identificar plenamente nueve asentamientos humanos en este lugar.(Tecos, nahualtecas y chichimecas, estos cultivaron el maíz y otros cereales, dedicándose a la caza menor, aplicaron los colores: blanco, crema, café, negro, rojo y otros a diversos artículos con bases orgánicas e inorgánicas, cortezas, rocas, insectos y tierras según datos de escoria, fragmentos cerámicos, vasijas y utensilios de molienda. Elementos que permiten reconstruir parte de su historia, esto se puede asegurar a través de vestigios arqueológicos y otros recursos históricos encontrados.
Pagaron tributo a Tzitzipandacuare, después al Cazonci Purepecha Zuangua al igual que toda la región como lo manifiestan los códices de Carapan, el de Aranza y la genealogía de los caciques de Carapan. Las cuentas las hacían con el sistema vigesimal, innumerables y estimables eran sus acervos empíricos sobre ciencia y tecnología. La astronomía y la geografía la ejercían los sacerdotes mayores también llamados “papas” y la utilizaban para el calendario y el conocimiento de los diversos lugares; la medicina la desarrollaban sus médicos, que se les llama curanderos y atendían toda clase de padecimientos; y la herbolaria los viejos estudiosos meticulosos de las propiedades de las plantas.
En lo que se relaciona con historia, conocían no solo la suya, sino también la de los pueblos contemporáneos, y la transmitían y conservaban por tradición oral y el “petamuti” o sacerdote mayor era el encargado de recordarla al pueblo y relatarla solemnemente una vez al año, ayudado de procedimientos nemotécnicos.
El calendario “huriata mió cua” cuenta del tiempo y las fiestas periódicas, constituyen uno de los aspectos culturales más amplios importantes. La alfarería era sobre todo doméstica, comercial y ceremonial. Los enseres de color café y rojo, servían para coser y servir alimentos, almacenar agua y semillas; las policromías de color rojo, negro, crema y que a veces se combinaban con el negativo, para intercambios comerciales o para ofrendas al muerto (vasijas, calabazos, patojos, etc.) y también para el culto (incensarios, sahumerios), igualmente hacían cuentas y diminutas vasijas y pipas. Fueron sometidos por Tanganxoán II al imperio tarasco, último monarca de esta cultura, también pagaron tributo al rey o cacique Irecha Calapu de Carapan. Por el derecho que tenían sobre las tierras poseídas y su disfrute, Y por último a Tangáxoan Tzíntzicha, último rey del imperio tarasco, en 1521 “el Huey zahuatl” la viruela fulminó a la población indígena de Tlazazalca arrasando también a las tribus de Purépero.
En 1522 Cristóbal de Olid llegó a Chilchota y Carapan, y aunque no fue tan fuerte la relación de estos con los naturales de Purépero, se consumó la conquista de la zona hacia 1524, sin mayor resistencia por Nuño Beltrán de Guzmán, integrante de la primera audiencia, en ese año 1524 es nombrado encomendero de Tlazazalca (Uralca) a Antón Arriaga en culto y doctrina para la región, por supuesto los pocos chichimecas habitantes de Purépero también.